Permitidme que opine de manera personal antes de adentrarme más en el artículo que os quiero mostrar. MEN-TI-RA. Si esto fuese así, yo sería la reina del mambo y mi estatus social y psíquico está en una isla perdida y deshabitada, donde hay una casa perdida, donde hay también una habitación, donde hay un cajón, que tiene dentro un cofrecito que está escondido debajo del culo de Falete (lo siento, Falete). Supongo que, para ser del todo sincera, podría llegar a creerme ese estudio si se llegara a especificar que el grado de timidez del que hablan es más bien tirando a flojito y pasajero, de esa timidez del principio que, pasado un tiempo, tiende a disiparse cuando hay algo de confianza en las demás personas.
Creo, y reitero que hablo en todo momento de una opinión personal, que la gente no tiende a esforzarse en conocerte cuando eres una persona muy tímida y mucho menos siente una atracción por alguien a quien muchas veces consideran, sin generalizaciones, "el raro", "la muda", el autista (por supuesto lo dicen sin saber lo que significa ser autista, sólo por los puntos en común que tenemos tímidos y autistas en común) o la marginada del grupo.
¿Y qué pasa luego? Pues... Hay varias opciones. Está la primera opción, el tímido, por el hecho de ser tímido, se autoexcluye y aprende a vivir así a diario en el colegio, el trabajo, las actividades extraescolares o las relaciones sociales. La situación final no es agradable, una persona excluida o autoexcluida se siente mal y evidentemente no termina con esa timidez característica. De la autoestima mejor ni os hablo...
Segunda opción, la persona tímida se va abriendo poco a poco y la gente acaba conociendo su verdadera personalidad, la que hay detrás de la careta de la timidez que le tapaba y acaba por ser una persona aceptada en menor o mayor medida (depende de la personalidad del susodicho).
Tercera opción, pocas veces vista, eso sí... La gente se esfuerza en socializar con la persona tímida y entienden su comportamiento hasta que gane la confianza necesaria en el grupo para que pueda mostrar su verdadera personalidad.
Y os preguntaréis (y si no os lo preguntáis, preguntáoslo, que si no me haréis quedar mal...), ¿a cuento de que os digo todo esto?
Hoy, leyendo sobre el tiroteo de Connecticut, me he topado con un artículo escrito por Lola Morón (abajo os dejo el link con el artículo completo) cuya frase ha captado mi atención:
"La retracción social, la timidez o el aislamiento no convierten a nadie en un asesino."
Gran verdad. ¿Cuántas veces habéis escuchado que un tiroteo, un crimen, un parricidio o un atentado fue provocado por una persona cuyas características por quienes les describían eran: "era una persona muy tímida, no tenía amigos, no salía, muy callada, estaba todo el día en casa con los videojuegos/ordenador/etc.? Muchas. ¿Todas las personas con estas características son asesinos o tienen ese tipo de ideas con respecto a la sociedad? No. ¿Asesinos en potencia quizás? Sí, pero eso puedo serlo yo, mi vecina del segundo y el tendero del supermercado sin necesidad de cumplir dichos requisitos.
Aquí podéis leer el articulo completo: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/15/actualidad/1355599629_975246.html
La gente juzga mucho sin conocer a la otra persona. Lo malo de esto es que se generaliza. Que algunos frikis son también empollones y "raritos"?? Si, pero no todos los frikis son así... Lo malo de esto es que al final cualquier asesino es descrito como tímido cuando lo cierto es que hay mucho asesinos que son "normales" y no destacan ni por timidez ni por sociabilidad. Precisamente su "capacidad" para no llamar la atención de nadie en ningún sentido es lo que hace que no se les crea sospechosos...
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